El esperpento religioso parece que no tiene fin, puesto que sólo a personas que bordean la más patética imbecilidad mental por vivir en un mundo donde los gorrinos endemoniados campan a sus anchas y donde las palomas fornicas con adolescentes impúdicas se le pueden ocurrir las sandeces que han protagonizado en Polonia un grupo de piadosos católicos bajo el siempre alucinado mando de varios sotanados y en presencia de niños.
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