La cerrazón mental de algunos políticos de la derecha y la extrema derecha es un hecho incuestionablemente demostrado, pero aún así no puede dejar de sorprender y de indignar que las medidas tomadas por el recientemente nombrado alcalde de Madrid vayan en la línea de perjudicar la salud de esos convecinos a los que está obligado por ley a servir hasta llevar a algunos de ellos a una muerte más que prevenible, por lo que únicamente puede ser considerado como homicidio por negligencia y sobre todo por soberbia estupidez.