Habitualmente asociamos los olvidos y fallos de memoria a personas de avanzada edad. Sin embargo, en los últimos tiempos empieza a ser más frecuente la pérdida cognitiva notable a partir de los 50 años. De hecho, hay personas mayores que tienen una buena memoria, mientras que otras mucho más jóvenes pueden empezar a olvidar las llaves, no recordar citas o no acordarse de los nombres.